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Catálogos

El catálogo: herramienta con múltiples funciones

El catálogo

Para muchísimas empresas, tal vez la mayoría, el catálogo representa la auténtica "pièce de resistance" dentro del conjunto de los elementos de comunicación. Efectivamente, suele suponer una inversión significativa, en términos de recursos económicos, de tiempo y de talento, al tiempo agrupa en sí mismo diferentes aspectos de la actividad empresarial.

En el se define, por un lado, la imagen, el prestigio y la personalidad de la empresa, todos conceptos transmitidos a través de la consistencia, presentación y acabado del catálogo, considerado sobre todo como "objeto".

También nos muestra, por otra parte, el desarrollo de toda la gama de productos / servicios - verdadero núcleo duro y razón de ser de cualquier catálogo - con características de auténtica e imprescindible herramienta comercial.

Y, finalmente, está bastante presente una función comunicativa más amplia, que busca una interacción con los potenciales consumidores, mediante el estilo, los textos, las imágenes, en busca de aquella complicidad tanto deseada y necesaria, para construir una relación duradera entre la empresa y su público objetivo.


Imagen de la empresa

La empresa se presenta a través del catálogo. Esto es un hecho de sentido común. Por que este documento - como herramienta de trabajo que es - será siempre el elemento más difundido y consultado de todos los que la empresa puede generar. Vale la pena, pues, dedicar unos cuantos esfuerzos, para calibrar con la máxima precisión posible la imagen deseada.

Hay algunos factores a tener en cuenta, ninguno de forma absoluta, pero todos a la vez terminan conformando el efecto final.

El "peso", la consistencia en la mano, el grosor del lomo, una buena encuadernación ... sugieren una empresa con los hombros anchos, robusta, con profundidad de oferta. Atención, pero, por otra parte no se trata de frivolizar: no pondremos páginas de más porque sí; lo que haremos es tenerlo en cuenta, si éste es un efecto que nos interesa.

El formato ... si es grande (tipo un DIN A4) queda institucional, tal vez un poco pomposo. Va bien para ser consultado sobre un escritorio, y luego guardado en el estante. Si es pequeño, parece más fresco y ágil, se puede poner en el bolsillo y llevárselo a todas partes.

Papel o web? Una decisión racional siempre dependerá de la correcta análisis del mercado, el producto y la competencia, pero "ambos a la vez" suele ser el más conveniente.

Y, lo más importante, un buen proyecto gráfico, que interprete correctamente la personalidad y los objetivos de la empresa, y que sea capaz de presentarla bajo la luz más favorable.


Herramienta comercial

El núcleo duro de cada catálogo, su verdadera razón de ser, es justamente su vertiente más comercial: la presentación de los productos y / o servicios para vender.

Hay unos aspectos más racionales que hay que tener en cuenta a la hora de generar un catálogo: esta masa de información, que, según el caso, puede llegar a ser considerable, debe ser inteligible para el potencial comprador. Para lograr este resultado se debe cuidar mucho la estructura lógica de la información y la forma de acceder, mediante una subdivisión coherente y fácil de consultar, en capítulos, secciones y subsecciones, en su caso.

Por otra parte, siempre es aconsejable proporcionar una información exhaustiva de la unidad básica de producto o servicio a comercializar, tanto descriptiva, textual, como visual.

Asimismo, recordamos que el objetivo es siempre la venta: pues intervienen aspectos más sutiles, de persuasión, más directamente publicitarios, incluso elementos de seducción, para despertar el interés del público objetivo y el deseo de la adquisición, el margen y en paralelo a la necesidad racional. Clave en este aspecto son los elementos que más se dirigen a los sentidos, que generan un cierto encanto visual, como la presentación gráfica y sobre todo la calidad de las imágenes.


Canal de comunicación

Recordemos que, sobre todo para la pequeña y mediana empresa y aún más en el BtoB ( "business to business", empresas con clientes industriales), el catálogo es el esfuerzo comunicativo fundamental. En ausencia de campañas publicitarias masivas, por aquí pasa un flujo de comunicación de importancia estratégica.

Es importante, pues, desplegar al máximo la personalidad de la empresa, la misión, los valores, la manera de hacer: en una palabra, la verdadera "cultura" de empresa. Todo ello ha de encontrar su plasmación física en el objeto catálogo: y es aquí donde conceptos como estilo, diseño, dirección creativa, etc. acaban teniendo todo su sentido.

El esfuerzo constante de personalización, de individualización, de diferenciación acaba siendo esencial en mercados altamente competitivos y a menudo saturados, donde el cliente se encuentra - muchas veces - en busca de una buena razón para elegir este proveedor y no otro.